Origenes de los Gatos

Origenes de los Gatos




El
origen de los gatos se remonta a 12 millones de años, momento en
que los felinos comenzaron a poblar la Tierra. Sin embargo, fue hace 4.000
años cuando empezó su domesticación. En aquellos tiempos, los egipcios
decidieron utilizarlos para mantener a las ratas lejos de sus almacenes
de maíz.
Después, otras antiguas civilizaciones empezaron a usarlos como animales
domésticos y fueron los fenicios quienes los llevaron a Italia,
desde donde se extendieron al resto de Europa. Aunque se asociaba con
el diablo durante la Edad Media, el gato se convirtió en un animal
casero
muy popular en todos los rincones del mundo en el siglo XVIII.

Bastet, la diosa gata
La
mitología egipcia cuenta que Ra, dios del sol, cansado de la rebelión
de los hombres, envió a su hija, que tomó el aspecto de una leona, Sekhnet,
furiosa y sanguinaria. Ésta, por iniciativa propia, comenzó a aniquilar
a los humanos. Entonces, Ra tuvo que enviar a un guerrero, Onuris, que
amansó a Sekhnet, convirtiéndola en Bastet, una diosa maternal que
se hizo muy famosa en el pueblo egipcio.

Bastet se convirtió así en la diosa de la música, la danza, la alegría
y la maternidad
. Era representada como una mujer con cabeza de gata
o como un felino sentado de cuello estilizado. De todas las razas de gatos
actuales, el Abisinio,
sería el más parecido a esa representación.

Fue
en el antiguo Egipto donde los gatos alcanzaron su máximo esplendor. Los
pobladores de esta civilización lo elevaron a la categoría de dios. Este
mismo pueblo tenía leyes que prohibían la exportación de este animal,
es más, los ciudadanos estaban obligados a, si se encontraban algún ejemplar
más allá de las fronteras de su país, llevarlo consigo a su patria.

Ocasionar la muerte a un minino se castigaba con la pena de muerte
del responsable, aunque se hubiera producido de forma accidental, y cuando
un gato doméstico moría, los miembros de la familia se enlutaban y se
rapaban las cejas en señal de dolor.

Las familias pudientes hacían momificar los cuerpos de sus gatos
fallecidos; en 1890, en Berni Hassan, se descubrió un antiguo cementerio
de gatos en el que se llegaron a contar 300.000 momias de gatos embalsamados.

Y llegó la peste
Fueron
los marinos quienes sacaron a los gatos de Egipto y los llevaron por todas
las partes del mundo, especialmente por Asia. De hecho, ya en el
500 a. C. eran comunes en China. Primero eran de la nobleza, después del
pueblo. La raza Persa
se dio en Irán y la Siamés,
en Tailandia. Durante la época de esplendor del Imperio Romano fue un
auténtico símbolo de victoria.


Los de color negro fueron víctimas de la iglesia Católica, que
los relacionaba con los ritos paganos. De hecho, en el siglo XV
se extendió la creencia de que eran animales de ritos diabólicos y brujerías.
Por ello, la simple posesión de un gato, sobre todo si era negro, bastaba
para acusar a una persona de brujería. Esta absurda relación les
valió ser perseguidos y asesinados.

En
Inglaterra, Francia y Alemania, el día de Todos los Santos comenzaba con
la quema de cajas y sacos llenos de gatos vivos. En el XVII, tras una
implacable persecución, ya casi no había felinos en Europa, pero esto
propició la multiplicación de roedores, lo que trajo consigo la peste.

El propio Napoleón, nada amante de los gatos, se vio obligado
a alabarlos públicamente y a animar a su cría y protección como único
remedio para acabar con la plaga de ratas que estaba asolando a su país.

Para los marineros, los gatos dan buena suerte. Sus supersticiones
les llevan a tener a bordo de la nave gatos que les acompañan durante
la travesía y que alejan las ratas del barco.

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